Detalles. Solo detalles.

Es cierto, “la vida está llena de detalles”, pero la mayoría de los detalles no son más que situaciones sin sentido unipersonales incapaces de generar un trasfondo. Y mientras sigan en ese estado serán incapaz de generar algún tipo de incertidumbre en mi. Pues hay detalles soportables, de esos que no afectan en lo mas mínimo, pero hay otros que simplemente llegan a ser como una piedra de ínfimo tamaño en el zapato; no molestan mientras estés inmóvil, pero cuando empiezas la carrera pueden hacer heridas dolorosas.

Resulta que mi novia (solo por usar un término estadístico común) tiene los pies demasiado sensibles. Es analista por naturaleza, y es capaz de notar aquellas pequeñas piedrecillas molestas llamadas “detalles”. Yo por otra parte, soy de aquellas que caminan por la calle con el cordón desabrochado, (pues no hay caso con el cordón de mi zapatilla izquierda, cuantas veces haga el nudo, pues al minuto termina desabrochándose), y a pesar de ello, camino así, aún sabiendo que en algún minuto pudiera auto-provocarme una caída. Soy de esas personas que caminan con zapatillas converse por las dunas, y que sin sentir placer por llevar toneladas de partículas de arena en las zapatillas, puedo lidiar con ello. Puedo hasta soportar una piedra de tamaño considerable al caminar por el paseo ahumada, y buscar el lugar indicado para poder sacarla, aunque demoré horas en encontrarlo.

Sinceramente no sé que es mejor, y casi estoy segura que ninguna con su actitud está errada. Pero, ¿es posible que ella camine en mis pedregosos zapatos? ¿Como incrustar en su pie algún detalle de tal modo que no lo logré sentir?

Quizás un paseo nos haría bien. Contemplar silenciosas el atardecer sentadas en las rocas de alguna playa y luego de aquello caminar DESCALZAS POR LA ARENA.