Mariposillas Exponenciales

Mucho tiempo de no vibrar con un beso. Muchos de ellos provocaron en mi ternura, necesidad o sorpresa. Pero aquellas “Mariposillas” en el estomago, mucho tiempo de eso, tanto que no recuerdo donde, como, ni con quien. Hasta ahora que me encuentro en plena ecuación exponencial. Y es que estoy en el comienzo de un gráfico que se proyecta a cada instante, con cada ecuación, cada beso, cada una de sus miradas, cada frase, con la proximidad de su cuerpo al ver el menú de las pizzas, con un sin fin de cosas.

Me resulta extraño explicar sensaciones interiores. Claro está que con sus besos siento aquel: “Fenómeno de las mariposillas”. Aquí la pseudo explicación (de ella): “Sensación percibida (sí, percibida por la persona en cuestión) al verse enfrentada a situaciones del tipo sentimentales, de atracción, rotundamente inevitable. Suele generarse por mini espasmos de la musculatura abdominal y también lisa de las paredes del estomago por activación simpática del sistema nervioso… ¡Ah! Y sudor frío en las manos.”

Sí. Resulta que todo lo que en mi cabeza vuela, ya no son las protestas a: la falta de democracia; las injusticias de los profesores; lo asqueroso que es andar en micro, lo caro de las cervezas. Ahora en mi cabeza vuela su nombre y su aroma; su forma de hablar; de sonreír (me encanta su sonrisa), del gesto al quedarse conectada por las noches para acompañarme cuando tengo un trabajo que hacer, o de lo hermosa que se ve cuando duerme en mis brazos. Y es que el tiempo de verdad deja de existir con ella, con lo que siento. A tal grado, que mis noches se hacen día y mi sueños se esfuman intencionalmente. Horas y horas de insomnio. Como consecuencia se obtiene el crecimiento de la ecuación, ojeras, acumulación de sueño y ganas de abrazarla hasta cansarme.

Tiene toda la razón Sr(a). Lector(a). Piense lo que quiera. ME DA IGUAL. Sí, con este post tan diferente pueden sacar las conclusiones que quieran, otros ya lo saben, y la palabra es “Mamona”, y sí, lo acepto, lo admito, lo soy.

Sería…